Por Christian Wiener Fresco
Desde
el viernes 9 y hasta el sábado 17 de agosto, la atención de los cineastas,
críticos, cinéfilos, cinemeros, curiosos y snobs de Lima y balnearios se
traslada al Festival de Cine Latinoamericano que desde hace 17 años viene
organizando el Centro Cultural de la Pontificia Universidad Católica del Perú.
Este
año se presentan 272 películas de 42 países en diferentes categorías y
secciones. La principal es la competencia oficial, tanto de ficción como
documental, donde los jurados respectivos reconocerán a las mejores obras de
este continente seleccionadas. Por Perú compiten en ficción “El evangelio de lacarne” de Eduardo Mendoza, “Rocanrol 68” de Gonzalo Benavente y “Viaje a Tombuctú” de Roxanna Díaz; estas dos últimas, operas primas. En documental
figuran “Sigo siendo (Kachkarinaqmi)” de Javier
Corcuera; “Retrato peruano del Perú” de Carlos Sánchez y Sofía Velásquez y “La huellas del sendero” del español Luis Cintora.
Fuera de competencia se podrá ver también otros dos documentales
nacionales: “Nadie especial”,
de Juan Alejandro Ramírez; y “Responso para un abrazo”, de Nora de Izcue.
Las secciones paralelas incluyen panorama del cine
latinoamericano contemporáneo, selección de la semana de la crítica de Cannes,
un ciclo de cine portugués y retrospectivas de la actriz y directora francesa Sandrine Bonnaire y al reconocido cineasta serbio Goran Paskaljevic. Mención aparte
será la presentación de “Buenos Aires, Verano 1912” (1966),
del argentino radicado en el Perú Oscar Kantor,
y “Miradas múltiples, La Máquina Loca” (2012) tributo
que hace el mejicano Emilio Maillé al gran maestro de la fotografía
cinematográfica azteca, Gabriel Figueroa.
Este año, además, se inaugurará una pequeña muestra con tres
cintas del llamado cine independiente norteamericano, y una gira ambulante de
documentales, con títulos de Canadá, Estados Unidos, Francia y Méjico.
Finalmente los homenajeados, entre los que se encuentra el realizador
norteamericano Alexander Payne (“Entre copas”, “Los descendientes”), la
brasileña Gloria Pires, más conocida por su trayectoria en las telenovelas de
la red O’Globo, y nuestra gran señora del teatro y la pantalla, la entrañable
Elide Brero.
Sin embargo, y a pesar de su nutrido programa, la nota más
relevante de los días previos al Festival fueron las infelices declaraciones de su director, Edgar Saba, tratando de ningunear a otros festivales realizados recientemente en Lima, e insinuando incluso que los invitados que asistieron podrían haberse confundido de evento con el suyo.
Y es que el Festival de Lima, con todo lo mediático y
reconocido que es, ya no puede seguir considerándose el único de cine en la
capital porque ahí están también el Festival Internacional de Cine Lima Independiente, que este año contó con la presencia de un ganador de la Palma de
Oro de Cannes, el tailandés Apichatpong Weerasethakul. También el Festival Internacional de Cine Digital (FIACID), TRASCINEMA, dedicado al cine de no
ficción, Al Este de Lima, con obras de la Europa oriental, OUTFEST, del cine
LGBT, y un novísimo Censurados Film Festival. Y en el interior del país
encontramos al Festival Internacional de Cortometrajes, FENACO, que antes se
realizaba en Cusco y ahora en Lambayeque, y el INKAFEST en Ancash,
especializado en cine y andinismo; entre otros.
El surgimiento de estos festivales se debe a que en los
últimos años la oferta cinematográfica se ha diversificado en la ficción, el
documental y la animación, el acceso se facilita con las nuevas tecnologías del
video y el cine digital, y se cuenta cada vez con mayor público especializado y
abierto a propuestas experimentales y audaces de todos los ámbitos del planeta.
Más que disputarle el espacio habitual de cine latinoamericano que cubre el
Festival de Lima, han ampliado el espectro cinematográfico a otros horizontes y
posibilidades, con lo que los grandes beneficiarios son el público realmente
interesado en cine (y no posero) que asistió a sus funciones.
¿Habría admitido el Festival de Lima en su competencia
oficial a “El espacio entre las cosas”, el exigente segundo largometraje del
peruano Raúl del Busto? El filme fue estrenado en el Festival de Cine
Independiente, donde obtuvo buenas críticas y una mención honrosa. Pero quien
sí parece que se equivocó de festival fue el cusqueño José Huamán, que presentó
para la categoría de documentales del Festival de Lima su trabajo “Inkarri: 500 años de resistencia del Espíritu Inca en el Perú”, pero no fue considerado por
el equipo seleccionador.
Por
eso y muchas razones más, es importante y necesaria la competencia y diversidad
en este campo, para que todos los festivales, antiguos y nuevos, grandes y
pequeños, se mantengan, crezcan y mejoren cada año para satisfacción del
público, que más allá de los egos de sus organizadores, son su principal razón
de ser.
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