por Christian Wiener Fresco

En el 2018 cientos de ciudadanas y ciudadanos,
peruanos y también conocedores del medio en el extranjero, firmamos una carta
abierta y pública a las autoridades peruanas donde, luego de exponer las
razones básicas de la importancia y necesidad de la institución, se demandaba
que al igual que en otros países del mundo, era imprescindible
“que el Perú cuente a la brevedad con una Cinemateca Nacional, dotándolo de los
recursos necesarios y una organización adecuada, contando con el apoyo firme del
Estado, la sociedad y los sectores ligados a la actividad audiovisual.” La misiva hasta ahora no tiene respuesta
oficial.
En cuanto a la nueva Ley de
Cinematografía, el texto aprobado en la Comisión de Cultura del Congreso, con
aval de los gremios, sigue evadiendo el tema, sin propuestas alternativas ni
real interés. Toca ver si en algún momento el proyecto llega por fin al pleno
se acuerden que es deber y compromiso de los Estados la conservación y puesta
en valor de los archivos documentales, tanto bibliográficos como audiovisuales.
La comisión de instituciones
públicas reunidas por el Decreto del ministro del Solar para ver un diagnóstico
de los archivos audiovisuales en el país, logró un eficaz balance cuantitativo
pero no cualitativo de su situación a nivel del Estado, constatándose sobre
todo el avance del canal 7 al respecto. Pero es incongruente que se siga
aludiendo para la inoperancia en el tema a la duplicidad y enredo legal sobre
el tema, siendo que todas esas entidades responden a un mismo sector que es cultura.
Los concursos promovidos
por el Ministerio de Cultura para fomentar la preservación de material
audiovisual si bien ayudan a tomar conciencia sobre el tema, resultan un
paliativo insuficiente para la enorme tarea en este campo, y un poco
contradictorio en su lógica privatista con los fines básicos que debe tener una
institución de archivo audiovisual, cual es el conocimiento y libre difusión de
nuestro acervo a la sociedad.
Todo parece indicar que más
allá de lo declarativo y para la tribuna, al Estado y nuestras autoridades les
interesa bien poco el tema del cuidado del patrimonio y sus consecuencias. Lo
que es consecuente con la grave situación que atraviesan el Archivo General de
la Nación, la Biblioteca Nacional y los Museos, con pérdidas de valiosas obras
y piezas históricas, disputas por su ubicación y abandono presupuestal.
Faltan poco más de dos años
para que el Perú celebre doscientos años de vida republicana. Una ocasión que
exige mirar atrás para salir adelante. Pero ¿qué mirar cuando no hay nada que
encontrar? Porque un país sin memoria ni
pasado, es un país sin futuro.