miércoles, 3 de diciembre de 2014

"Gloria del Pacífico" o las paradojas de la guerra y el cine peruano

por Christian Wiener

Páginas heroicas
Es bastante paradójico y hasta simbólico del Perú actual lo sucedido a la película peruana “Gloria del Pacífico” de Juan Carlos Oganes. Como se sabe, es una película que busca recrear los hechos históricos que rodearon la guerra con Chile en 1880 y los sucesos y personajes que participaron de las batallas del Alto de la Alianza y Arica.  El cine peruano, en general, escasamente ha abordado estos temas del pasado, siendo tal vez el único antecedente la cinta “Páginas heroicas” filmada en el año 1926 por José A. Carvalho, y prohibida por la Junta Censora del entonces gobierno de Leguía (que en esos años negociaba con Chile la devolución de las “provincias cautivas” de Tacna y Arica), lo que finalmente terminó frustrando la carrera de los productores, condenando la película al ostracismo y la leyenda. 

“Gloria del Pacífico”, por suerte, no ha tenido tan funesto destino, lo que no podía ser de otra manera, porque la censura oficial no existe en el país desde el año 1980. Sin embargo, y como ya ha sucedido antes, hay otras formas más sutiles pero no por ello menos perversas de boicotear una película, y es la manera como los exhibidores la van segregando y arrinconando en sus salas, a pesar que no se pueda decir en este caso que no haya asistido público para verla. Pero se dirá que de todas maneras se ha estrenado, omitiendo que por las ambiciones de la producción, esta hubiera requerido un trato cuando menos  similar al que brindan a tanto blockbuster gringo conque inundan cada cierto tiempo la cartelera, lo que ha obligado a la producción a buscar formas alternativas de distribución en el interior del país. Otros que también fueron, por decir lo menos, poco promocionales y en algunos casos hasta mezquinos, fueron los grandes medios de comunicación,  en especial si uno compara con la manera como exaltaban y publicitaron a “Asu Mare” o “A los 40”, así como otros estrenos más mediáticos o con temas menos controversiales. Y por último, por parte del propio Estado, ya que si bien la película no recibió ninguna de los diferentes tipos de ayuda y subvenciones que brinda la Ley de Cine y el fondo Ibermedia, realizándose exclusivamente con capitales privados, pudo cuando menos haber tenido un impulso y promoción cuando menos para su estreno, no solo por parte del Ministerio de Cultura sino también del de Educación, que buena falta hacen producciones como esta para la currícula escolar.

Por lo demás, y hay que decirlo, la cinta de Oganes es digna y logra superar una serie de prejuicios y caricaturas a los que suele ser tan afecta estas producciones, presentando una visión de los hechos bastante sugerente y convincente en sus escenas de acción, que más allá de alguna frase o pose para la historia, impresiona por su despliegue y ambición. Lo que es no poca cosa en un país que hasta hace poco no quería mirar atrás ni indagar en su historia, a no ser para burlarse de ella, como irresponsablemente  sucedió con la obra teatral “Perú jaja” (vale la pena mencionar que otro interesante antecedente, poco valorado, son los cromos heroicos con que juega la niña Cayetana de “Las malas intenciones” de Rosario García-Montero).

Sin embargo, hablaba al inicio de las paradojas que rodean a esta película y una de ellas es la coincidencia histórica con el fallo del Tribunal de la Haya sobre los límites marítimos con el vecino del sur (lo que demuestra la plena vigencia y actualidad del tema, al igual – y no es casualidad- que “Páginas heroicas” en los años 20). Pero lo más paradojal es que su estreno se dio en el contexto de un gobierno que se proclama nacionalista, con un Presidente, militar por añadidura, y cuya imagen  de candidato se construyó en gran parte reivindicando los fueros de la nación frente a los anteriores gobiernos entreguistas, y una de cuyas banderas principales fue reivindicar la bandera,  los honores mancillados y las heridas abiertas por el ejército chileno en ese doloroso conflicto que nos enfrentó conjuntamente con Bolivia. En ese sentido, “Gloria del Pacífico” pudo convertirse en la película que mejor expresara ese sentimiento, no desde un punto de vista oficial u oficialista, sino como símbolo de dignificación y relectura histórica de un gobierno cuyas doctrinas primigenias y motivaciones de sus simpatizantes se proyectaban en ese sentido. Pero nada de eso ha sucedido, sino todo lo contrario, la película a nivel oficial se cubre con el manto del silencio culposo, como aquellos que no quieren que le recuerden eventos de su pasado que prefieren enterrar en los recuerdos.  Dicen en cambio los rumores palaciegos que la película peruana más celebrada de los últimos tiempos en las esferas del poder ha sido “Asu mare”, con todo su humor criollo, discurso arribista y "Marca Perú", lo que no deja también de ser altamente simbólico de lo que ha pasado en este país de las maravillas en estos últimos años.