miércoles, 24 de julio de 2013

Radiografía de la Feria del Libro


Desde 1996, en el mes de julio, la Cámara Peruana del Libro ha venido impulsando la Feria Internacional del Libro de Lima, la misma que ha tenido una historia trashumante,  primero en la desaparecida Feria del Hogar o del Pacífico, en el distrito de San Miguel; luego se llevó a cabo en el Centro de Convenciones del Centro Comercial Jockey Plaza, en el distrito de Santiago de Surco, del 2005 al 2008. El año 2009, la FIL-Lima se trasladó al vértice del Museo de la Nación, donde ahora se ubica el Gran Teatro Nacional, en el distrito de San Borja, y a partir del 2010, se celebra en el Parque Matamula, hoy de los Próceres, lotizado por el alcalde de Jesús María, Enrique Ocrospoma.

Esta Feria se planteó desde un principio en grande, con invitados extranjeros, y representaciones por países, presentaciones de libros, y actividades culturales paralelas (conferencias, proyecciones, actuaciones), un poco siguiendo el ejemplo de las más importantes ferias del libro de la región, que se realizan en Guadalajara, Buenos Aires o Bogotá. Sin embargo, la Cámara Peruana del Libro no ha estimulado la formación de mercados editoriales internacionales, con compra y venta de derechos, asociaciones para ediciones multinacionales, exportaciones de libros peruanos, entre otras acciones que si se promueven en las trastiendas de las mencionadas ferias.

La Feria Internacional del Libro de Lima comenzó a crecer y hacerse más visible desde el año 2004, luego que entrara en vigencia la Ley 28086, de Democratización del Libro y Fomento de la Lectura, y su reglamento respectivo. Esta norma, impulsada por las empresas editoriales, da estímulos como la exoneración del impuesto a la renta a la importación y venta de libros y productos editoriales afines en el país, y el reintegro tributario sobre el IGV en su comercialización. Ambas medidas resultaron un bálsamo para una industria bastante golpeada y con un mercado disminuido de forma dramática en los últimos años, aunque sus beneficios alcanzaron principalmente a las empresas editoriales más fuertes y consolidadas, que eran las que podían acceder al reintegro, dado el volumen de sus tirajes. Paradójicamente, o tal vez no tanto, fueron editoriales extranjeras como Planeta, Alfaguara, Norma o Santillana; algunas de las que más lo han aprovechado, así como los importadores de publicaciones españolas, colombianas, mejicanas o argentinas.

LOS QUE SOBRAN

Quienes quedaron fuera del baile son los editores chicos o independientes, que publican ediciones de bajo tiraje en géneros poco comerciales como la poesía, ensayos, narrativa, comics; y que privilegian autores noveles, escasamente promocionados o no pertenecientes al círculo más conocido de la movida literaria limeña. No obstante, varios de ellos han logrado salir adelante y posicionar la calidad de sus libros y sus sellos editoriales en el cerrado mercado librero. Si bien esta producción editorial no alcanza todavía en el Perú los niveles que, por ejemplo, se exhibe en Argentina o Chile, constituye el segmento más estimulante y promisorio de esta industria cultural.

Estos son algunos de los principales problemas que se presentan en el campo editorial nacional, y que rara vez se ventilan en las ferias del libro, así como tampoco las muchas veces  tirantes relaciones entre autores y editores, los porcentajes onerosos que las librerías imponen a las editoriales chicas, las dificultades para acceder al padrinazgo de la escasa prensa interesada en el tema, los cambios de las nuevas tecnologías y los e-books en las formas de comercialización y consumo de los libros y, por supuesto, la piratería, pero no solo para combatirla desde el punto de vista represivo sino ampliando el minúsculo mercado local.

Es de esperar que la creación de la Dirección del Libro y la Lectura en el Ministerio de Cultura sirva para que el Estado pueda tener una presencia más activa y reguladora en esta área, como se da en Argentina, México, Colombia, Chile o Brasil, que cuentan con pujantes industrias editoriales, que exhiben altos índices de consumo interno y exportación, lo que el Perú todavía se encuentra muy lejos de lograr.  

CÁMARA Y POLÍTICA     

La Cámara Peruana del Libro fue creada en 1946 y se presenta como una Asociación gremial y cultural de derecho privado y sin fines de lucro, que está integrada por más de 110 socios, entre empresas editoriales, editoriales universitarias, distribuidores de libros y libreros. En su actual directorio figura como vicepresidente el representante de la Editorial Planeta, y como presidente el dueño de las Librerías Crisol, James Jaime Carbajal. Este último, conocido también como “piñita”, formó parte del equipo de los publicistas Oscar Dufour y Daniel Borobio, así como del gabinete de Joy Way durante el gobierno de Fujimori. Luego reapareció en el gobierno de Toledo relacionado con César Almeida, que fuera jefe del Consejo Nacional de Inteligencia, y denunciado por un testigo como el portador de una coima  en el caso Bavaria. 

Más tarde incursionó en el cine como  socio de Hernán Garrido Lecca en la productora Alpamayo que realizó filmes animados y “La gran sangre” para finalmente aparecer como el propietario nacional de la marca Crisol, en una empresa que tiene como socios al ex ministro aprista José Antonio Chang y se presume también, al propio Alan García. También sería propietario de la editorial Titanium que, oh casualidad, ha editado los últimos libros de García Pérez (que dicen que sustentan sus boyantes ingresos).

LIBROS POLÉMICOS

Quien se encarga de toda la organización de la Feria Internacional del Libro es la directora cultural de la Cámara, la poeta Doris Moromisato. Ella es responsable de sus aciertos y desaciertos, con sus innegables logros y avances en cuanto a convocatoria de participantes y de público cada año, así como  de discutibles decisiones y reconocimientos, que comprometen seriamente el prestigio del evento.

Así por ejemplo, en la edición de este año, que es número 18, uno de los libros presentados será el del cantautor peruano Pedro Suárez Vértiz, con “Yo Pedro”, lo que originó no pocas críticas y burlas en las redes ante las afirmaciones del artista que solo había leído un libro en su vida. Sin embargo PSV no ha sido la única figura controversial, pues hace dos años, similares y hasta peores comentarios trajo la presencia del argentino Luis Corbacho en la feria, cuyo único mérito era ser ex pareja de Jaime Bayly,  y contar los chismes de su relación.

LA ZARINA

Pero lo que ha incendiado la pradera de esta oportunidad es haber incluido, al lado de los homenajes al desaparecido Antonio Cisneros y el todavía activo Marco Martos, un reconocimiento especial a Martha Meier Miro Quesada “por su contribución a la cultura y aliada en el fomento a la lectura a través de El Dominical de El Comercio”.  Los cuestionamientos van desde el amiguismo (MMQ dirigió hace unos años un documental sobre la poeta Moromisato: “Uno más uno… no siempre es dos”) búsqueda de favores con la mandamás de El Comercio, hasta simpatías fujimoristas, dado que ella fue candidata al Congreso en la rereelección del 2000, y es conocida su línea editorial en el diario.


En la otra orilla, el escritor Ivan Thays, sin justificar el acto, planteó que la Cámara, siendo una entidad privada, era libre de realizar homenajes a quien le plazca. Sin embargo, la cosa no es tan sencilla, porque la Cámara se asume como la representación gremial de todo un sector, y en tanto tal, presiona y negocia institucionalmente con el Estado, y la propia Feria cuenta para su realización con el apoyo de los ministerios de cultura, educación y relaciones exteriores. Por tal razón, el reconocimiento deja de ser un asunto privado o personal para convertirse en institucional, comprometiendo de alguna manera a toda la comunidad de escritores y editores en el Perú, estén o no representados en la Cámara.  

LO BUENO

Pero más allá de los discutidos homenajes, en esta versión de 17 días de la Feria Internacional de Libro de Lima participan 170 stands de 21 países, recayendo este año en Puerto Rico ser el invitado de honor, con una numerosa delegación encabezada por el reciente ganador del Premio Rómulo Gallegos 2013, Eduardo Lalo, y presidida por  la escritora Mayra Santos Febres. Otros invitados son de Argentina, donde se destaca el novelista Federico Andahazi y la periodista Mónica Aristain; del Brasil con la escritora Ana Paula Maia y el músico Nei López; de Chile, el poeta Raúl Zurita y el narrador Hernán Rivera Letelier; de Colombia los poetas Juan Manuel Roca y Beatriz Vanegas; de Ecuador la poeta Soledad Córdoba; de Nicaragua, el novelista Sergio Ramírez y de México, el narrador Luis Arturo Ramos, entre muchos invitados internacionales.


Por eso, y a pesar de todo, siempre vale la pena darse un salto para visitar la Feria, y aprovechar las novedades y ofertas, cuando las encuentras.

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