miércoles, 11 de septiembre de 2013

Con la música a la radio

Por Christian Wiener Fresco


Hace algunos días conversaba en un taxi sobre la proyecto para fijar un porcentaje mínimo de música peruana en las estaciones de radio. Mientras yo defendía la iniciativa, arguyendo la discriminación de nuestros artistas frente a los extranjeros, el chofer me insistía que no le parecía necesaria la iniciativa porque “las radios” pasaban harta música nacional. Y como evidencia de su afirmación, subió el volumen de la cumbia que estaba escuchando desde una emisora local.

La reacción de mi interlocutor es un buen ejemplo de como las percepciones al vuelo nos pueden llevar a conclusiones engañosas.  Porque efectivamente, si tomamos como referente a estaciones como “Fiesta”, “Karibeña” o “Radio Q”, cuya programación se centra en géneros como la cumbia peruana y la música andina, nadie podría sindicarlas de marginar a los artistas nacionales, ya que entre el 70 y 90% de su programa diario está dedicada a las obras de ellos. Pero la realidad cambia si revisamos emisoras como “Studio 92”, “Okey”, “Viva FM”, entre otras dedicadas al rock y la música contemporánea, donde la participación de los artistas nacionales no supera ni el 4% del total emitido por día, en el mejor de los casos.

Este es el fundamento de la iniciativa legislativa del congresista Sergio Tejada y otros parlamentarios del nacionalismo, con el Proyecto de Ley de “Promoción de la Música Nacional”. El mismo establece porcentajes mínimos de difusión de música nacional, así como de contenido indígena en la radiodifusión sonora que utiliza el espectro radioeléctrico de la nación. Esos porcentajes, denominados cuotas,  se determinarán de forma diferenciada para la radio comercial, educativa y comunitaria, así como para aquella estatal o pública.

De esta manera, en la radio comercial el porcentaje establecido es no menos del 35% de música nacional difundida diariamente entre las 6.00 y las 24.00 horas. Asimismo, en las zonas donde habitan pueblos indígenas, no menos del 10% de la programación diaria debe estar dedicada a música con contenidos indígenas. En las radios educativas, el porcentaje se eleva a 45% de música nacional y en la radio comunitaria se fija en 35%. Finalmente en las estaciones estatales o públicas el porcentaje será de 50% como mínimo. En todos los casos, no menos del 50% del total de material difundido en la cuota debe ser nuevo, es decir que no tenga más de 3 años de antigüedad.

La propuesta de Tejada, quien en su juventud fue guitarrista de la banda rock "Insecto Urbano”, recoge en gran parte la iniciativa de músicos y videocliperos,  lanzada a principios de este año, quienes hartos que sus obras sean discriminadas en géneros como el rock o el pop por las radios locales, demandaron la difusión de más música nacional y nueva en estos medios. Entre los promotores se encuentran Walter Cobos, Percy Céspedez, Alexei Vásquez y Piero Campaña, que impulsan el colectivo de nombre Haz que suene tu música Perú”.


Lamentablemente y como sucede con muchas otras leyes y normas, esas disposiciones se quedaron en lo declarativo, al no existir un ente que supervise su aplicación, pueda aplicar sanción, y en el reglamento se explicite los montos y penas estipuladas para los infractores. Lo que nos lleva a que más importante que una ley es su aplicación, porque la primera puede estar llena de buenas intenciones y propósitos, pero solo lo segunda asegura su ejecución y resultados, más allá de las presiones.


Lo que parecen olvidar estos objetores es que el espectro de radiodifusión donde operan las estaciones de radio y TV es propiedad pública, y que el Estado tiene el derecho de cautelar la presencia de un mínimo de producción nacional, en todos los géneros y estilos, en su uso por los operadores privados. Asimismo, evitar la discriminación de la música nacional, y en especial de los jóvenes y noveles creadores, es parte de las obligaciones de entidades como el Ministerio de Cultura, que tiene un novísima Dirección de Fonografía. Por último, la normano contravine acuerdos comerciales como los TLC u otros, porque se ajusta a las prácticas internacionales de “excepción cultural” que aplican otros países en defensa de sus industrias culturales para no ser vistas como mercancías, como  Australia, Argentina, Brasil, Canadá, Colombia, Chile, Francia e Italia; entre otros.

Por tanto, el proyecto merece todo nuestro respaldo y apoyo, y solo una atingencia o añadido, ya que estamos en la era del audiovisual, y que gran parte de la música pasa hoy también por la televisión: ¿por qué no se incluye a la pantalla chica también en el alcance de la propuesta? Digo, es un decir, como decía el poeta.

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